Soy Adolfo Macías Huerta, psico-terapeuta, tecnólogo en Desarrollo Personal y facilitador de grupos. Vivo en Quito. Doy clases de Teoría del Desarrollo Personal en el Instituto CreSer. Atiendo diariamente a personas con conflictos relacionales, estados de ánimo indeseados, o con la necesidad de potenciar su bienestar y su sentido de vida. También realizo talleres de Desarrollo Personal. Recibí en el 2010 el Premio Nacional de Literatura Joaquín Gallegos Lara, por mi novela "El grito del hada" (Editorial Eskeletra). Conoce en este sitio mi experiencia psicoterapéutica y las técnicas que utilizo.
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En una terapia que te ayuda a descubrir y modificar algunas creencias inconscientes que organizan y condicionan tu manera de experimentar el mundo y de relacionarte con los demás. El autoconocimiento asistido te permite, así mismo, aceptarte a ti mismo como realmente eres y tomar contacto pleno con tu energía para el desarrollo de tu potencial humano. En definitiva, la terapia transformacional sirve a cualquier persona que desee movilizar y energetizar su proceso de vida a través de la cogruencia entre el sentir, el pensar y el actuar.
Muchas personas creen que para ir al psicólogo o hacer terapia necesitan tener un problema emocional. Esto es falso. La terapia de autoconocimiento asistido es útil para personas que se sienten “normalmente”, así como para aquellas que pasan por un momento de crisis o cambio. Su objetivo no es “curar una patología”, sino apoyar un proceso de desarrollo personal en curso.
La terapia transformacional puede ayudarte a ser un mejor profesional, a tener más enfoque, concentración y claridad respecto a lo que necesitas y buscas en esta vida, dejando de lado las creencias inculcadas y los miedos que te limitan. Las personas vivimos, generalmente, “a medio gas”. Usamos limitadamente nuestro potencial, pues gastamos una gran cantidad de energía reprimiéndonos para ser como pretendemos ser y no como realmente somos. De la auto-aceptación nace la congruencia, de la congruencia el poder y el enfoque perfecto, el acto, el logro superior. Un guerrero, según Carlos Castañeda, puede serlo precisamente porque sigue un “camino con corazón” y vive bajo una sabia consejera: la Muerte. Se sabe mortal y actúa sin remilgos, con todo lo que tiene.
Tomar una decisión parece extremadamente difícil en ocasiones, porque nos enfocamos en la parte dramática del problema (generalmente un dilema), sin atender a las señales organísmicas más profundas que indican el camino a seguir.
En una sesión de terapia transformacional te apoyo para que escenifiques relajada y sensiblemente el resultado vital de cada opción, hasta detectar la que resulte más congruente con tu desarrollo personal y el de las personas que te rodean. Esto se aplica para las decisiones de pareja, las decisiones de trabajo, las decisiones políticas y otro tipo de disyuntivas.
Una familia en conflicto pierde mucho tiempo discutiendo sobre quién tiene la razón o la culpa de algo. Esta discusión no tiene fin, por eso en una sesión de terapia transformacional apoyamos a cada una de las partes a expresarse y ser valorada íntegramente, según su momento vital y sus necesidades. Nos dedicamos sobre todo a detectar los pendientes emocionales no resueltos, para ayudar a que se manifiesten y se resuelvan, dejando campo libre a la expresión del afecto. Solo a partir de esta primera etapa se puede trabajar en el desarrollo personal de los miembros de la familia y el apoyo mutuo para ese logro, que es el objetivo final de la terapia. La aceptación, la autenticidad y la empatía son la base de una convivencia generosa. Los límites surgen entonces como expresión de un acuerdo de convivencia, no como un sistema de defensa entre las partes.
El autoconocimiento asistido es de gran utilidad en la superación de adicciones y sirve como complemento a las personas que van a los grupos de Alcohólicos y de Narcóticos Anónimos. También es ideal para personas que salen de los centros de internamiento y desean mantenerse. Cuando consumimos alcohol o drogas de manera compulsiva, estamos burlando nuestra vigilancia o crítica interna durante un momento, para seguir un impulso o conducta no habitual. Esto permite que liberemos material reprimido y experimentemos momentos de expansión —agresividad, júbilo, seducción, entusiasmo— o implosión —tristeza, rabia, llanto, desolación—, pero como estos momentos no están articulados a la conciencia sobria, luego son rechazados como alteraciones de nuestra identidad. El adicto se distingue del consumidor común en que vive un proceso de escisión. Actúa de una manera cuando consume y de otra cuando está sobrio. Otros indicadores de adicción son la culpa y la vergüenza en la resaca. Mediante el auto-conocimiento asistido ayudo a la persona a que identifique y reintegre aquellos aspectos de su personalidad que solo se muestran en consumo (necesidades no satisfechas o negadas). No basta dejar de consumir, es necesario cambiar nuestra manera de vivir en sobriedad, hacerla más atractiva y auténtica. Otro tipo de adicción es aquella en la cual la persona consume café o cualquier aditamento que le ayude a seguir enfocada en su trabajo o su rutina, sin tomar en cuenta sentimientos adversos de tristeza, de cansancio o de vacío. En este caso, la terapia debe abordar los sentimientos negados, para escuchar lo que estos tienen por decir.