Archivos Mensuales: julio 2015

Fortaleza y vulnerabilidad

Estándar

73925_415650341827373_593211542_nSentirse fuerte es importante, sentirse capaz, con la energía necesaria para tomar la vida en nuestras manos y conseguir aquello que deseamos. Labrarnos un porvenir de acuerdo a nuestras mejores expectativas. Es lo que se denomina “sueño alto”, en la psicología de procesos, o un “camino con corazón” en la obra de Carlos Castañeda. Amar lo que hacemos y apasionarnos con algo que moviliza nuestra mente y nuestro organismo de manera intensa y satisfactoria, sin obviar las dificultades y la zozobra, la adrenalina y la satisfacción del logro conseguido, para luego seguir más allá, pues el camino no tiene fin. El camino no termina, es nuestra vida entera. Frente a este sueño alto, sin embargo, se encuentra el “sueño bajo”, ese otro camino que tememos recorrer y al que nos aproximan nuestros pasos, a veces peligrosamente. Generalmente se trata de fantasías catastróficas surgidas de miedos enquistados en el núcleo de nuestro carácter.

Pongo un ejemplo: una joven se gradúa de psicóloga y encuentra trabajo en una institución pública donde ayuda a mujeres maltratadas. Tras haber crecido junto a una madre a victimizada y forjarse una personalidad emprendedora y autosuficiente, se convierte en una asistente social carismática, fuerte, que infunde fe a las mujeres en su capacidad de surgir por sí mismas y rechazar una dependencia dolorosa. En su vida amorosa, sin embargo, es exigente e intolerante, carece de flexibilidad con las debilidades de sus parejas eventuales, de las que se desilusiona con suma facilidad, después de lo cual va decantándose en ella la idea de que prefiere “estar sola”, aunque esto no le agrada especialmente. Su sueño alto (en materia amorosa) es conseguir un hombre que la respete y en el que pueda confiar para crear un hogar y tener hijos. Su sueño bajo es terminar sola de manera permanente. Para conquistar su sueño alto, entonces, deberá enfrentar una creencia inconsciente: “Si me muestro concesiva y tolerante, van a causarme sufrimiento”. El fantasma de su padre infiel y de su madre victimizada han sido interiorizados en dicha creencia como una amenaza permanente, que condiciona sus reacciones emocionales.

Enfrentar este fantasma del pasado y liberarse de él será entonces necesario para esta mujer viva una relación amorosa satisfactoria. Para ello deberá, así mismo, cambiar su imagen del “hombre ideal” por la de un “hombre real” al que pueda amar sin idealizaciones que la lleven, una y otra , al desengaño. Esto supone que desarrolle la capacidad de ver —y de aceptar— al otro tal y como es (para una cita terapéutica escribir a: adolfomaciasterapeuta@yahoo.com o llamar a los teléfonos: 2285545 / 0997330894, Quito).